machacado por: Competencia de Runoway-El Carnoso Prosista @ 7:21 p. m.
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Al estilo Kris Jones, he decidido escribir mis ideas en la semana previa a una gran competición, como es el WOC para Competencia de Runoway, ideas que van referidas a todo el viaje realizado en las últimas semanas y meses. Las escribo antes del WOC para evitar que queden afectadas por lo que pase en Suiza. En esta primera entrada la cosa va de datos y sensaciones.
Este año estoy muy contento porque siento que he aprendido más que ninguna temporada anterior sobre mí mismo en el proceso de entrenamiento, y eso me hace sentir muy feliz y tranquilo conmigo mismo. Voy a intentar resumir en qué se concreta ese aprendizaje, tal y como lo voy encontrando en mi cabeza.
Los datos y las sensaciones
Este año he empezado a registrar dos/tres datos que nunca antes había registrado: frecuencia cardiaca y HRV en reposo, peso por las mañanas y frecuencia cardiaca en el entrenamiento de manera regular.
Al principio los datos no me decían nada. A medida que he ido superando eventos o fases de la temporada( enfermedades, lesiones, competiciones importantes, semanas duras, semanas de descarga, viajes) he visto como cada vez eran más interesantes. Los datos me han dado información pero, por supuesto, se han combinado con mis percepciones, y en esa combinación precisamente es donde se sacan más conclusiones.
Desde los 15 años he aplicado en el entrenamiento la ley del Máximo esfuerzo, que describí en alguna entrada de este blog. A medida que he ido creciendo he sido consciente de que la fuerza de voluntad que tengo es muy alta, y la he usado como mi mayor fortaleza. La he usado en el entrenamiento, en las oposiciones, o más recientemente al seguir las pautas del nutricionista. Esta ley se basa en hacer todo lo que puedo hacer para mejorar. Por supuesto, la noción de " todo lo que puedo hacer" ha ido cambiando, y " todo lo que puedo hacer" ha ido incorporando más y más cosas desde los 15 años hasta ahora: alimentación, descanso, trabajo mental, etc.
Con ese chip en la cabeza, la regla siempre ha sido seguir los planes a rajatabla. Por ejemplo:
-Si mi entrenador me manda un plan de entrenamiento es porque cree que puedo hacerlo y que es lo mejor para mí. Confío en mi entrenador y no hacer lo que pone en el plan implicaría una falta de respeto hacia él y una decepción tanto para él como para mi. No hacer lo que pone en el plan es un fracaso.
-Si mi nutricionista me manda un plan de comidas es por el mismo motivo que mi entrenador. No cumplirlo al 100% es un fracaso y una brecha en mi armadura, constituida por mi disciplina y mi fuerza de voluntad.
Esta forma de actuar es muy simple y no conlleva reflexión. Yo hago lo que me mandan al 100% y haciéndolo estoy tranquilo. Por otro lado, esta forma de actuar viene asociada con importantes crisis: si hago todo lo que me dicen tal y como me dicen,¿ por qué siento molestias?¿por qué no he podido evitar comer algo que no debía? Cuando eso ocurre, entonces ya nada tiene sentido, todo está perdido, a tomar por culo, catastrofismo extremo y bajón.
Lo que he interiorizado un poco más este año es que esta forma de conducirme en el entrenamiento es imperfecta y limitada. La clave para seguir adelante del proceso de entrenar, la esencia de ese proceso, lo más difícil y lo que lo hace verdaderamente apasionante, es precisamente que nunca hay un plan que se pueda seguir como si fuera una fórmula. Siempre hay que ir planeando, corrigiendo, escuchando, rectificando, pilotando la nave. Los que triunfan son precisamente los que saben hacer esto mejor y los que disfrutan haciéndolo, y ambas cosas están unidas porque triunfar es precisamente disfrutar este tira y afloja constante entre lo que quiero hacer y lo que puedo hacer.
¿Y qué tienen que ver los datos aquí?
La frecuencia cardiaca durante los entrenamientos intensos me proporciona información sobre mi nivel de esfuerzo. Si no tengo esos datos, mi actitud solía ser también simple: si toca darlo todo, voy a darlo todo. Con los datos del pulso, puedo saber que estoy trabajando, estoy entrenando fuerte, sin necesidad de alcanzar ese nivel de sufrimiento que yo creía necesario. Esto ha tenido una consecuencia muy clara: menos molestias, menos lesiones.
Sólo en un caso el efecto ha sido el contrario: en entrenamientos de fartleck o cambios de ritmo en terreno llano y en solitario, donde no tengo estímulos que me motivan( bosque, desnivel, sendas técnicas), frecuentemente corría por debajo de lo exigido tanto en los ritmos fuertes como en los de recuperación, y gracias al pulsómetro creo que hago estos entrenamientos mejor.
Todo esto ha llevado a un mayor conocimiento de mi mismo. Sé mejor como me siento cuando voy cerca del segundo umbral y cuando voy un poco por encima de él. " Un poco por encima de él" ( 160-170 ppm en 2023)es precisamente la zona en la que hago orientación. He podido percibir en competición cuando me estoy acercando al limite superior de esa horquilla, limite que hace más probable el fallo, comprobando al mirar al reloj que efectivamente así era. Un ejemplo fue en la Silva League antes del 10mila, en la subida hacia el control 18:
Correr carreras sin pensar también ha aportado cosas al autoconocimiento. En concreto, recuerdo el campeonato de España de 2021 de Trail corto en Liencres, Cantabria. Muy poco antes de coronar la ultima subida fuerte del recorrido me veía bien, cerca del 10º puesto y gente muy buena. Cuesta arriba suelo sentirme fuerte así que apreté para alcanzar a los de delante, pero luego me dejaron en la bajada y en el llano no podía moverme. Comprendí que la necesidad de escucharse y conocerse no es muy distinta en carreras sin mapa que con mapa. En estas últimas en lugar de una petada puede venir un fallo.
Así, he comprendido que en carreras de orientación mi capacidad de auto-regulación ha sido baja con carácter general. En media distancia, nunca he distinguido diferentes momentos o ritmos ni he escuchado qué decía el cuerpo, sino que únicamente ha existido una idea: la de ir lo más rápido que pudiera en todo momento. En los últimos años, poco a poco he interiorizado que ese ritmo que (a día de hoy) es 160ppm a 170ppm, es bueno, es suficiente, y que no es necesaria la sensación constante de ir a tope.
La atención a lo que dice el cuerpo se ha asentado en competición pero también en el día a día. Dejar la ley del máximo esfuerzo atrás, conjuntamente con esa atención a las propias sensaciones, me ha permitido atreverme a decir al Sabio de Abantos que un día no me siento con fuerzas para hacer algo, que otro día he dormido mal o me siento demasiado cansado. De nuevo, la consecuencia ha sido menos molestias, menos lesiones y una mejor llevanza de aquellas que no se han podido evitar.
La frecuencia cardiaca y HRV en reposo me proporcionan información sobre nivel de estrés y descanso. Por una parte, he aprendido a que la calidad y cantidad de sueño en un único día no tiene por qué tener efectos determinantes. Con esto me refiero a que dormir un día 7,5 horas en lugar de 9 no tiene por qué suponer un problema.
Por otra parte, he visto como hay situaciones de las que he creído estar recuperado sin estarlo. En concreto, el accidente con el ojo en el costa cálida afectó a estas variables durante más semanas de las que yo percibía. Las cebadas descontroladas también han tenido siempre consecuencias al día siguiente, lo que me ha hecho ser consciente de la importancia de la moderación frente a estos excesos.
En la interpretación de los datos obtenidos en las mediciones me ha sido de gran ayuda leer los artículos del creador de la app que utilizo, y que recomiendo a quien tenga interés: https://www.hrv4training.com/blog . Algo útil han sido las reglas que, a partir de dichas lecturas, he intentado concretar para aquellos casos de HRV significativamente baja o sensaciones raras, especialmente para casos de enfermedades:
* 1día con HRV baja y sensaciones normales: puedo seguir con normalidad.
*2 días con HRV baja y sensaciones normales: quizás hay que investigar que pasa y limitar la intensidad.
*1 día con HRV baja y sensaciones malas: limitar la intensidad.
*1 día con HRV normal y sensaciones malas: hacer caso a las sensaciones.
El peso me da una información muy importante sobre cómo me está afectando el entrenamiento, especialmente en semanas muy duras, como explicaré en otro apartado, así como sobre cómo estoy cumpliendo con el plan del nutricionista.
Al igual que con los otros datos, he podido comprobar que el extremismo no ayuda sino que perjudica. Tomar una tarrina pequeña de helado un dia es irrelevante, mientras que no hacerlo y el atracón que puede venir después tiene consecuencias, no sólo en el peso sino en la salud mental y en el propio ritmo cardiaco la mañana siguiente.
Con esto, termina esta primera entrada sobre datos y sensaciones.
machacado por: Competencia de Runoway-El Carnoso Prosista @ 12:57 p. m.
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